lunes, 1 de agosto de 2011

Ocaso

Por más que luchara las cosas no cambiarían: Va a morir.

Lo sabía, tal vez, como muy pocos. Sin embargo nunca fue suficiente. Por las noches desaparecía en el mar de las ventanas de su alma, hasta que el cansancio y el clonazepam ganaban la batalla en su interior y simplemente caía en su cama. Pero cada amanecer pesaba. Cada incursión en esa rutina estéril iba matando su Ello rápidamente, y aun así, su lucha consistió en no dejar que eso sucediera. El ruido sin sentido que lo envolvió.

Libró la lucha para no ser un Superyó y fue consumiendo su cuarto de siglo hasta volverlo sólo un reflejo, una cascara vacía, ese resultó ser su principal temor. Y siguió luchando, no se rindió. Vio correr la plenitud de nuestra naturaleza, y aun así siguió siendo hombre.

Cualquier día, dejo de creer en si mismo…

2 comentarios:

  1. Quizá su ello era su debilidad, y el súper yo solo era la respuesta normal de su conciencia que le remilgaba su debilidad por tal. Al final, todo exceso es vicio. Mantenerse en el centro......y no creer en el, dejarse llevar por esos 2 y no conservar su yo, puede que haga que todo empeore.

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  2. En efecto, la palabra "equilibrio" se rompió. Lleva rota un tiempo, y su discurso, viciado o no por el dolor de tal evento, resulta ser lo más congruente con su realidad.

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